"CONI", de Laura Escuela.
La abuela sacó de la pequeña caja un ajado y diminuto vestido amarillo y me contó:
“Hasta que cumplí trece años no pude comprar mi primera muñeca, ¿sabes?
Claro, yo soy la mayor de doce hermanos, pero el día de mi cumpleaños madre me puso en la mano una moneda y me dijo: en la plaza está el puesto. Ve.
Y fui. Y me compré a Coni. Y la cuidé y le colocaba el vestidito amarillo, le cosía patucos y pañales, hasta le inventé nanas, como hacía para mis hermanos.
Y un domingo la llevé junto a la pila de ropa sucia al lavadero público. Como no tenía prisa, la desvestí y me puse a bañarla con cuidadito.
¡Se me derritió en las manos mija, se me desmoronó enterita! No me duró nada. Mira que la lloré. Antes no se hacían las muñecas como ahora.
La mía era de cartón”
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Al leer el relato de Laura, de nuevoañoré a mi abuela y recordé lo que disfrutaba escuchando las historias que me contaba sobre su niñez. Desde que murió, me dedico a apadrinar abuelos ajenos.
También había un lavadero en la aldea en la que nacieron y vivieron mis abuelos hasta que se casaron. Imaginé el bullicio de las mujeres hablando mientras frotaban enérgicamente sus pilas de ropa hasta dejarlas bien limpias.
Pensé en la guerra civil, en las guerras que hoy siguen destrozando vidas y en lo diferente que es la infancia de estos niños a los que les toca asumir responsabilidades de adultos, ya desde muy pequeños.
Pensé en la imitación de los roles de los adultos que llena los juegos de los niños y en la diferencia entre jugar a las muñecas y hacer realmente de padres de una saga de hermanos.
Busqué muñecas antiguas de esas que hoy nos dan bastante yuyu y me detuve en las de cartón. Empecé a visualizar niñas articulables de cartón y eslogans absurdos proclamando las bondades de estaspiezas económicas, sencillas, resistentes, ¡tan, tan apañadas!
Recordé los recortables que guardaba mi abuela con los que yo jugué de pequeña y las revistas que tenía llenas de patrones y modelos.
Me pregunté cómo sería la abuela de Laura y empecé a recopilar fotos de niñas canarias de entonces. Me fascinaron las capas y capas de ropa tradicional de los campesinos y los nombres de las prendas, como las palabras nuevas que se aprenden con los relatos sonoros de los abuelos.
Entre niñas-muñecas-mujercitas recortables, pañales y patrones de costura, salió esta tarjeta de papel.